En la planta baja se ubica la conocida como Capilla de San Valero
construida en 1719 por encargo del canónigo Jaime Servera. La capilla se
construye sobre el lugar en que la tradición situaba la prisión en la que
estuvo encarcelado a principios del S IV este santo, perseguido en la última y
quizá más sangrienta persecución a los cristianos en el Imperio romano, la
persecución de Diocleciano (también llamada «Gran Persecución») y encarcelado
en el mismo proceso que San Vicente Mártir.
El interior de la capilla es una pequeña habitación con un altar y
un retablo muy sencillo dedicado a San Valero. Completa el conjunto algún
elemento arqueológico con inscripciones en latín de época indeterminada. El
altar y el retablo proceden del desaparecido convento dominico de Santa
Catalina de Siena y fueron instalados en 1970. En uno de los sillares
arqueológicos aparece una inscripción que dice: "Qvasi thvs in igne
vicentivs odore svae sanctitatis effvdit", que se podría traducir: Como el
olor del incienso en el fuego, Vicente huele a Santidad. El segundo sillar
tiene la inscripción: "Hic fvit Valerivs in vincvlis circa annvm domini
CCCVI" que se podría traducir como: En ésta cárcel estuvo Valero hacia el
año del Señor 306.
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